Un hada (del latín
fatum: hado, destino) es una criatura fantástica y etérea. En la mitología
griega y romana las llaman Hados, pero generalmente en forma de mujer hermosa,
que según la tradición son protectoras de la naturaleza, producto de la
imaginación, la tradición o las creencias y perteneciente a ese fabuloso mundo
de los elfos, gnomos, duendes, sirenas y gigantes que da color a las leyendas y
mitologías de todos los pueblos antiguos.
Se puede provocar el contacto con ellas desarrollando la visión
etérea. La mayoría de ellas se representan con alas. Se conoce de un caso en el
que Sir Arthur Conan Doyle, creador
de Sherlock Holmes, fue engañado por
unas niñas que se fotografiaron con figuras de papel en forma de hadas, y a las
que el consagrado escritor atribuyó autenticidad
Las leyendas celtas hablan del reino de los Áes Sídh, también
conocido en inglés como Fairy Folk, y
donde la mejor traducción a nuestro idioma sería Hadas, si bien es importante
recalcar que no se habla de la concepción victoriana de la Hadas, esos seres
diminutos con alas de mariposa, las cuales son en realidad pixies. Los Áes Sídhe son seres semidivinos que viven
entre este y el otro mundo, con conexiones importantes con la naturaleza y las
deidades. Una mayoría de relatos los representan como gente no muy alta, pero
de aspecto y altura humana, tez blanca, ojos claros y a menudo cabello muy
negro.
En los relatos medievales, las hadas aparecen relacionadas
con encantamientos y hechizos, conocedoras del poder y las virtudes de las
palabras, las leyendas y las hierbas, que les permitían mantenerse jóvenes y
bellas, además de acumular grandes riquezas.
En algunos libros se menciona que las hadas hacen todas las
cosas inocentemente, aunque su comportamiento pueda llegar a ser perverso. En
muchos escudos heráldicos de esta época se ve reflejado el mundo de las hadas,
ya que muchos aristócratas querían hacer ver que provenían de un linaje de las
hadas.
En la mitología cántabra se las llama Anjanas, entre las que están las Ijanas del Valle de Aras, cuya
característica es que tienen pechos descomunales y son feas, pero pueden
cambiar de apariencia a voluntad. Este mismo tipo de hadas se encuentra en la
isla de Gotland, en Suecia. En Galicia se llaman fadas, en Asturias reciben el
nombre de Xanas, en Cataluña además
de Fada, se le llaman Goljas y en Baleares Damas de aiguo.
La mitología nórdica y la griega -encarnada en las ninfas y
dríades de Homero y Ovidio- influyeron en el concepto que los primeros bardos
se formaron de las hadas, pero andando el tiempo los escoceses, irlandeses,
galeses y otros pueblos europeos llegaron a poseer un cuerpo lleno y vivo de
tradiciones, fundado principalmente en las leyendas celtas.
Inicialmente se atribuyeron a las hadas proporciones humanas,
pero las diminutas y etéreas criaturas de Shakespeare influyeron poderosamente
en las concepciones posteriores de los poetas ingleses.
Varios rasgos comunes caracterizan a estos habitantes del
ultramundo en todos los países: se clasifican en benéficas y perversas,
precisan ocasionalmente de apoyo humano, sus órdenes deben cumplirse
estrictamente so pena de terribles castigos,
Algunas de ellas son hadas convertidas en tales pero que
antes habían sido mujeres humanas. Estas se convirtieron en hadas a causa de
alguna infracción contra la naturaleza (ya que es el sitio en donde viven),
siendo castigadas por ello a tener tal apariencia, incluso a vivir en el mundo
de las hadas. Pueden ser desencantadas de diversas maneras en fechas concretas
del año, como en La noche de San Juan y por ejemplo cuando se asoman a las
aguas cristalinas y piden ser desencantadas. Para las que se convertían en
hadas o cruzaban el límite existente entre el mundo humano y el de las hadas,
el tiempo en el espacio cambiaba ya que un día o un mes podía ser un año o un
siglo.
Hay varias hadas con poderes nocivos que lo llegan a utilizar
contra los humanos, la mayoría de las veces por maltratar la naturaleza (talar
un bosque sería una auténtica catástrofe para su mundo). Llegaban a raptar a
niños para cambiarlos por seres feéricos totalmente iguales a los niños
raptados. Así intentaban crear una estirpe entre humanos y hadas, aunque los
niños morían al poco tiempo, ya que nacían pálidos y enclenques. En la Edad
Media a todos aquellos niños que estaban pálidos y delgados se les consideraba
que eran hijos de las hadas y habían ocupado el lugar del verdadero hijo.
Otras veces engatusaban a un hombre de noble estirpe
transformándose en mujeres de belleza inigualable para quedarse embarazadas de
estos y dar a luz un ser mitad humano y mitad feérico. Para que el ser
sobreviviera el marido no debía de rezar nunca y jamás deberían ver a las hadas
desnudas por completo.
Este conjunto de supersticiones, derivadas de las creencias
anímicas de todos los pueblos antiguos, ha inspirado a notables literatos sus fabulosos,
cuentos de hadas
La variedad de labores que llevan a cabo las hadas es casi
infinita además de cantar y bailar, ayudan a los hombres en el campo, ejercen
su control sobre el tiempo protegiendo las cosechas. Durante muchos meses ellas
esperan impacientes la llegada de la primavera. También saben el día exacto en
que brotaran las primeras flores pero prefieren mantener el secreto.
También hablan las leyendas del mundo que las hadas suelen
tener poderes psíquicos o mágicos que, podían hacer felices a los seres
humanos, también se creía que eran hechizadas por las brujas de los siglos XVII
y XVIII para que vigilaran a sus víctimas, por otro lado, también se decía que
eran ángeles en su forma femenina, aunque a veces se veían hadas macho.
Según la mitología Celta, las hadas gustan de los árboles del
Tilo o Sauces.
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