Dios gobierna supremo en todo nuestros asuntos. El éxito y la
abundancia nos salen al encuentro de todos lados. Nuestro pan de cada día nos llega y nos regocijamos y damos gracias al Dador de todo bien.
OH Padre misericordiosísimo, que por tu bondad has escuchado las devotas plegarias de tu Iglesia, y has convertido nuestra penuria y carestía en abundancia; Te damos humildes gracias por este tu especial favor; suplicándote que continúes tu benignidad para con nosotros, a fin de que nuestros campos produzcan copiosos frutos, para gloria tuya y provecho nuestro; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
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